LA FAMILIA Y LA IGLESIA NACEN Y SE CONSTRUYEN EN CRISTO
¡Familia, sé lo que eres!
En el designio de Dios Creador y Redentor la familia descubre no sólo su “identidad”, lo que “es”, sino también
su “misión”, lo que puede y debe “hacer”. El cometido, que ella por vocación de Dios está llamada a
desempeñar en la historia, brota de su mismo ser y representa su desarrollo dinámico y existencial. Toda
familia descubre y encuentra en sí misma la llamada imborrable, que define a la vez su dignidad y su
responsabilidad: familia, ¡”sé” lo que “eres”!
Remontarse al “principio” del gesto creador de Dios es una necesidad para la familia, si quiere conocerse y
realizarse según la verdad interior no sólo de su ser, sino también de su actuación histórica. Y dado que,
según el designio divino, está constituida como “íntima comunidad de vida y de amor”, la familia tiene la
misión de ser cada vez más lo que es, es decir, comunidad de vida y amor, en una tensión que, al igual que
para toda realidad creada y redimida, hallará su cumplimiento en el Reino de Dios. En una perspectiva que
además llega a las raíces mismas de la realidad, hay que decir que la esencia y el cometido de la familia son
definidos en última instancia por el amor. Por esto la familia recibe la misión de custodiar, revelar y comunicar
el amor, como reflejo vivo y participación real del amor de Dios por la humanidad y del amor de Cristo Señor
por la Iglesia su esposa.
Todo cometido particular de la familia es la expresión y la actuación concreta de tal misión fundamental. Es
necesario por tanto penetrar más a fondo en la singular riqueza de la misión de la familia y sondear sus
múltiples y unitarios contenidos.
En este sentido, partiendo del amor y en constante referencia a él, el reciente Sínodo ha puesto de relieve
cuatro cometidos generales de la familia:
1- formación de una comunidad de personas;
2- servicio a la vida;
3- participación en el desarrollo de la sociedad;
4- participación en la vida y misión de la Iglesia.
hay si un resumen
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